miércoles, 16 de noviembre de 2011

UPyD la opción socialdemócrata responsable

Las encuestas lo anticipan, el PP parece que tendrá la mayoría absoluta. Es muy posible que en parte sea porque un importante volumen de voto socialdemócrata ha manifestado esa tendencia. En estos últimos días de campaña parece, también, que el PSOE puede estar recuperando parte de ese voto. Hay además un importante porcentaje que están en dudas. La opinión ciudadana estará fluctuando hasta el día 20.

La crisis financiera de caracter sistémico nos ha sorprendido a casi todos. La generación que hemos construido el actual estado de bienestar estamos en las puertas de la jubilación y tenemos, muchos, intereses contradictorios. Tenemos nuestros ahorros en unos planes de pensiones que deberán complementar nuestras pensiones públicas. Tenemos que decidir cómo los vamos a gestionar. Tendremos también nuestra pensión pública. Nuestro nivel de vida dependerá a partes iguales de la forma como se gestionen las dos.

Para defender el poder adquisitivo de la pensión pública necesitamos un gobierno que crea en el estado de bienestar. Para obtener una adecuada rentabilidad a nuestros ahorros, sin que a la vez se descapitalicen, necesitamos que el gobierno garanticen que las deudas del país se pagarán. No en vano un importante porcentaje de nuestros ahorros están en títulos del Estado.

El PP no dudará en llevar a mínimos posibles el estado de bienestar. El PSOE y el PSC no tienen credibilidad en este momento y el país necesita que los dos acusen una crisis profunda para que regeneren sus estructuras y proyectos. Los socialdemócratas responsables tienen en UPyD la fórmula que da la respuesta adecuada a esta situación.

Yo votaré UPyD, por interés y por responsabilidad.

viernes, 28 de octubre de 2011

A propósito de Peces-Barba



¿Puede un Padre de la Constitución expresarse en los términos en los que lo ha hecho el señor Peces-Barba?. Puede, pero no debería haberlo hecho. Ni en broma ni en serio. El sentido del humor hay que aplicarlo con inteligencia, midiendo las palabras y—sobretodo—considerando el auditorio al que se dirige. Si uno no lo hace así lo paga. El señor Peces-Barba, que seguro que se arrepiente de su frivolidad, lo va a pagar; pero lo peor de todo es que con él lo vamos a pagar todos los que vemos en nuestra Constitución un logro histórico que ha sido útil, y creemos y deseamos que lo siga siendo—incluso, y sobretodo—con la aplicación de los mecanismos de cambio que ella misma contiene para autorreformarse.

En Europa todavía pesa mucho la Edad Media. Pesa, también, la concepción patrimonial monárquica del Estado y hay una cierta complacencia para que los ciudadanos se sientan herederos de ese patrimonio. En ese error cae el señor Peces-Barba, como cae igualmente aquel catalanismo que proclama su relato histórico, como historia compartida y como valor propio y diferencial de Cataluña, para configurar su proyecto nacional. Son esos valores superestructurales que a las clases dominantes les gusta tanto perpetuar.

Si a esta lamentable realidad de fondo, le sumamos una relectura histórica que analiza y valora los hechos pasados fuera de su contexto histórico, con los valores y parámetros políticos del presente, sin tener en cuenta la evolución de esos mismos valores, lo que resulta cuanto menos es una caricatura, cuando no una flagrante y maliciosa falsificación.

jueves, 19 de mayo de 2011

Democracia real: compromiso y esfuerzo real


Ayer estuve en la Plaza de Cataluña en Barcelona yo también. Yo también pido democracia real. Hace muchos años que trabajo por ella. Mi compromiso político dentro del socialismo democrático se basaba en eso. Concebía y concibo el socialismo como un proceso permanente de profundización de la democracia.

Me singularicé dentro del PSC por decir lo que pensaba en cada momento aunque me quedara sólo. Para mí un partido político es no solo un instrumento de encuadramiento político-organizativo, sino también un instrumento de participación política que te permite incidir en la orientación de las decisiones políticas con mucha más frecuencia que con un voto cada cuatro años.

Un ciudadano responsable y comprometido políticamente, cuando encuentra que la fórmula político-organizativa en la que está participando ha traspasado los límites de lo que uno considera asumible políticamente en aras de una eficacia colectiva, deja esa fórmula e impulsa una nueva que se ajuste más a los valores que considera importantes.

Si esta situación responde además a la percepción de más ciudadanos, después de algunos intentos la nueva fórmula política sale y se articula jurídicamente como un nuevo partido. Esa es la grandeza de la democracia.

Porque creía que la alternancia política que se ha instalado en el país quedaba viciada de origen por el juego asimétrico y sesgado al que le obligaban los partidos nacionalistas excluyentes. Porque creía que el sistema electoral era el instrumento que facilitaba esta situación. Porque creía que era necesario introducir elementos de democratización interna de las maquinarias políticas con el sistema de primarias. Porque creo que es necesario un sistema educativo que cohesione a la sociedad española en unos valores básicos compartidos. Porque creo que es necesaria una regeneración de la clase política. Por todo ello me incorporé a UPyD.

La democracia real está al alcance de todos los ciudadanos permanentemente; se trata simplemente de ejercerla. Sólo requiere compromiso y esfuerzo continuado. Como todo en la vida.

domingo, 8 de mayo de 2011

Barcelona: Ciudad abierta o capital nacional

Es el momento oportuno de replantearse a fondo el modelo de futuro de Barcelona. La crisis amenaza pero también da oportunidades para acometer nuevas experiencias.

Un largo ciclo se ha cerrado. Todo parece que políticamente también. Barcelona ha cambiado mucho, es una ciudad moderna con una situación privilegiada que la hace muy atractiva para que la gente viva en ella.

Un dilema se le presenta ahora cuya resolución condicionará fuertemente su futuro. ¿Desea Barcelona ser una capital nacional o, por el contrario, prefiere las oportunidades que ofrece ser una ciudad nacionalmente abierta?

Como capital nacional, dado los límites demográficos y naturales que tiene (mar, montaña, municipio pequeño) se transformará en una ciudad burocrática de funcionarios. Probablemente con una identidad muy marcada pero que, en el mejor de los casos, derivará seguramente sólo en un intenso tipismo de, lógicamente, rentabilidad turística pero, sin duda, limitada.

Como capital abierta, atractiva a cualquier iniciativa que implique un desarrollo estratégico bien encajado en las aspiraciones de sus ciudadanos, sus posibilidades serán mucho más amplias. Esta alternativa requiere externalizar aquellas funciones de administración nacional que, por sus características, puedan resultar más eficientes concentradas en instituciones y ámbitos especializados. Se trataría de subcontratarlo bien.

Esta decisión estratégica es importante, quizás la más importante que tenemos que tomar los ciudadanos de Barcelona. UPyD está a favor de una ciudad abierta para poder recuperar la capacidad emprendedora y creadora de riqueza que nunca debimos de perder y, por ello, preferimos que algunas competencias vuelvan a ser de responsabilidad del Estado. Por interés.

viernes, 6 de mayo de 2011

Barcelona: ¡abajo las murallas!

Casi todas las ciudades europeas importantes con largo pasado como Barcelona han tenido murallas. Otras ciudades se formaban alrededor de un castillo o fortaleza en el que los pobladores se refugiaban en caso de ataque. Era la lógica de los tiempos.

Las murallas eran necesarias para defender la ciudad de posibles enemigos, pero servían también para que el señor o soberano de turno ejerciera un control sobre todo lo que acontecía en su interior.

Como dispositivo defensivo dejó de funcionar cuando la tecnología militar desarrolló la artillería. Como instrumento de control duró hasta que fue más interesante para el poder de turno promover su desarrollo urbanístico.

Con el tiempo las murallas cambian y hoy desde el poder se han levantado otras murallas que con el pretexto de defenderla la controlan y la limitan. El proyecto del catalanismo para Barcelona es la nueva muralla de la ciudad. Curiosamente de nuevo desde la ciudadela, donde se sitúa el actual parlamento catalán, se han habilitado leyes que, so pretexto de hacerla capital de Cataluña, van a limitar su crecimiento como capital española y urbe global.

Con el proceso reduccionista del catalanismo Barcelona pagará—lo está pagando ya—un precio elevado. Aún se está a tiempo de evitarlo. Barcelona necesita integrar política, económica, social y urbanísticamente toda el área metropolitana: la ciudad real. 

Unificación municipal, elecciones de primer grado y una organización adecuada de todos los servicios son objetivos inaplazables para el futuro que necesita nuestra sociedad. Cuanto más se tarde en acometer este desafío, peor será. UPyD está por la labor.

¡Abajo las murallas!

jueves, 21 de abril de 2011

En castellano, también, porque es de ley


Hace ya algunos años la Asociación por la Tolerancia inició la campaña denominada “En castellano, también, por favor”. El título de esa campaña y el nombre de la asociación invitaba a que la sociedad catalana percibiera esa campaña desde su cara más amable. No se pretendía crispar la situación. Se pretendía llamar la atención sobre la marginación a la que se iba relegando la lengua castellana en Cataluña.

Mucho ha llovido desde aquellos años y no sólo no se ha rectificado sino que la ofensiva del catalanismo político se ha recrudecido. Hoy hemos de contemplar cómo Jordi Hereu, alcalde de Barcelona, ha decidido recurrir la suspensión cautelar que ha dictado el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de algunos artículos del Reglamento de Uso de la Lengua Catalana del Ayuntamiento de Barcelona. Es decir mantiene la actitud de “sostenella y no enmendalla”.

Por si no sobraran ejemplos, el catalanismo político, doctrina en la que se sitúa el alcalde Hereu y la totalidad de su partido, nos ofrece una demostración más de que no van a dar su brazo a torcer en el empeño de eliminar la lengua castellana--común española--del espacio público en Cataluña.

El catalanismo político ha iniciado una estrategia claramente insurreccional. Ni ha aceptado la sentencia del Tribunal Constitucional, ni acepta la decisión del Tribunal catalán. En Cataluña el estado de derecho se viene abajo.

Abandonados también por los distintos Gobiernos de la Nación, que a lo largo de estos años han doblado su rodilla ante las exigencias de los nacionalismos excluyentes; a los ciudadanos de Cataluña--y en concreto en este caso a los de Barcelona--sólo nos queda la posibilidad de la defensa individual, mientras no consigamos introducir en las instituciones democráticas de representación política aquellas fuerzas políticas que, como UPyD, reflejen y representen nuestros intereses.

Mientras la fuerza de los votos no lo hagan posible, la única alternativa será elevar una instancia a los distintos defensores del  pueblo: el municipal, el autonómico y el nacional, en solicitud de defensa de nuestros derechos. Es más sencillo y más eficaz votar.

lunes, 11 de abril de 2011

La Cataluña arrebatada


La escena final de la mascarda de referéndum ha culminado en Barcelona. Las expectativas de los promotores, al parecer, han sido ampliamente superadas. Sin duda la participación en pleno del Gobierno de la Generalidad, la del expresidente Jordi Pujol y la de significados miembros del anterior gobierno del tripartito han influido en este resultado.

Imagínense Vds. un referéndum organizado por una serie de entidades de ámbito nacional español—todas ellas subvencionadas indirectamente por el Gobierno—que propongan la pregunta de si se está de acuerdo en disolver el régimen autonómico español. Obviamente el referéndum o consulta no es vinculante; pero en el mismo participan todos los miembros del Gobierno español haciendo ostentación del sí.

Imagínense, entre mucho ja ja ja, ji ji ji, que estos miembros del Gobierno dicen que esto no lo van a proponer formalmente en el Congreso de los Diputados pero que “comprenden” a los que lo plantean. Y no sólo eso sino que, según vayan las cosas, puede que algún día lo planteen.

Imagínense que a su lado el principal partido de la oposición, en un acto de “responsabilidad y coherencia” afee esa postura porque al día siguiente el Gobierno se niega a aprobar una iniciativa parlamentaria que da cumplimiento a lo votado en ese referéndum por el Gobierno.

¿Se lo imaginan por un momento? Sólo de pensarlo se me ponen los pelos de punta. Pues bueno, en Cataluña esto pasa y no pasa nada. ¡Qué ridículo de país! ¡Si Tarradellas levantara la cabeza!.

Ridiculizar la democracia, devaluarla, hacer mofa de ella, caricaturizarla. La política-basura ha empezado, aquí hay tomate; esa boda se veía venir. Lo importante es distraer la atención. Nada bueno saldrá de esto. ¿Sabrá reaccionar la sociedad?

sábado, 9 de abril de 2011

El referendum: una iniciativa indigna


La estrategia insurreccional del catalanismo político sigue su curso. Mañana día 10 el referéndum bufo se celebrará en Barcelona como un acto más de esa estrategia. Este remedo de referéndum constituye un insulto a la inteligencia, un desprecio al estado de derecho y un acto sacrílego contra la democracia. Estamos ante un claro ejemplo de cómo una privilegiada minoría vanguardista resuelta, que controla los puntos clave de una sociedad por su posición oligárquica, es capaz de impulsar un cambio político y sociológico.

Esta mascarada en la que no han dudado en participar el ex presidente Pujol y el propio presidente de la Generalidad junto a sus consejeros, dinamita la dignidad de las instituciones de autogobierno catalán. En Cataluña, entre “cimeras” y “referéndums callejeros” se inaugura un nuevo modelo de bullangas desestabilizadoras de funesto recuerdo.

Frente a esta ofensiva ni PP ni PSOE son capaces de reaccionar. La tesis del apaciguamiento sigue instalada de hecho en los supuestos partidos nacionales. Cuando menos se lo esperen el Parlamento catalán declarará en virtud de su soberanía la independencia. Están trabajando activamente para ello. La actual crisis económica al final será el medio a través del cual la industria catalana dejará de ser cautiva del mercado español; es el reto que el catalanismo político se han planteado: un modelo productivo intensivo en capital que creará empleo sólo para los cachorros del catalanismo y que condenará al paro estructural a amplios sectores del mundo obrero catalán, precisamente el sector social que le ha permitido alcanzar la acumulación de capital necesario para cortar el cordón umbilical con el ser que le dio vida.

La historia se repite: el catalanismo, una vez obtenidos los beneficios de su parasitismo con España, se desentiende de ésta en sus momentos más críticos. Pasó en 1898 con el fin de la economía colonial y puede pasar ahora otra vez con el fin de la economía manufacturera y del ladrillo.

La única solución posible para parar los pies a esta aventura es la consolidación de una fuerza política que, con vocación de alternativa al sistema bipartidista español, cautivo del juego de bisagra de los partidos nacionalistas, pueda, a corto plazo, mientras se consolida como alternativa, sustituir a los partidos nacionalistas como árbitros del equilibrio político en el Congreso de los Diputados.

No se puede esperar en España una solución a la vasca: un gobierno de concentración nacional. Tampoco se puede esperar, habida cuenta de la experiencia, un pacto de Estado entre las dos grandes fuerzas. Es necesario que desde la sociedad española emerja un sector social que se aglutine políticamente para jugar el papel de árbitro.

UPyD es la fuerza política mejor posicionada para dirigir este proceso. Las próximas elecciones municipales y autonómicas en España ofrecen la ocasión para consolidar la implantación necesaria para acometer con éxito las próximas elecciones generales. Es la hora de construir organización y hacer el rodaje de sus estructuras.

domingo, 3 de abril de 2011

Desde Vistalegre

Se acaba de celebrar en Vistalegre un encuentro de todos aquellos que creemos que es posible regenerar la política española. Para los que vinimos de Cataluña este acto ha tenido una segunda significación: la constancia de que en España hay una fuerza política de progreso que cree en lo que nos une, que cree en lo que compartimos y que cree que lo que nos une y compartimos tiene futuro.

Por ello hoy quiero enviar desde aquí un mensaje de agradecimiento a todos los que asistieron, por participar en la constitución de este partido, por participar en este proyecto, un proyecto inequívocamente nacional como le gusta afirmar a nuestra portavoz Rosa Diez. Y os damos las gracias porque los ciudadanos de Barcelona y por extensión la mayoría de los ciudadanos de Cataluña os necesitamos.

Muchos ciudadanos catalanes necesitamos que desde la sociedad española emerja una fuerza política organizada que ponga fin al vergonzoso fulaneo que concitan con los dos partidos nacionales unas fuerzas políticas que no sólo no creen en España, nuestro proyecto común, sino que le han puesto fecha de caducidad. Unas fuerzas políticas que ahora van, por un lado por las esquinas y calles de Cataluña clamando por una independencia, mientras que por el otro mercadean con su voto para condicionar al gobierno español.

Unas fuerzas políticas que en Cataluña pretende excluir de la participación en la vida institucional, de la participación en la vida social, de la participación política, cultural y económica a aquellos sectores que deseamos mantener vivos nuestros vínculos  con el resto de la sociedad española de la cual provenimos.

Queremos aprovechar esta ocasión para dejar constancia que nuestro compromiso con UPyD no es para alcanzar vuestra protección a la luz de la precaria situación en la que en Cataluña estamos, no venimos a pedir la protección que sí pidió el catalanismo en su memorial de agravios en 1885 al rey Alfonso XII frente a las importaciones inglesas. No venimos a pedir la protección que sí agradeció el catalanismo burgués a Primo de Rivera cuando el pistolerismo amenazaba sus vidas. No venimos a pedir la protección que sí pidieron los propietarios de Cataluña a Franco cuando la Generalidad republicana colectivizó empresas y tierras.

Venimos a pediros que desde esta fuerza política emergente que va a empezar sus primeros pasos en la política local vuestro comportamiento ejemplar nos llene de razón y por ello de legítimo orgullo. Como bien ha dicho Albert Boadella en su comunicado se trata de actuar con ética y sentido común. Como ha dicho Fernando Iwasaki se trata de actuar con rectitud, decencia y honestidad.

Que vuestro comportamiento como políticos por ajustado a derecho, por sereno, por racional, por creativo, por generoso, por diligente, por comprometido, nos llene de orgullo ante quienes bajo la escusa de victimismo quieren erigir un muro en el propio seno de nuestra comunidad. Sólo así podremos crecer en Cataluña.

Os necesitamos, no nos falléis.

martes, 22 de marzo de 2011

Pacto de Conjunción y Sostenibilidad Nacional


Establecidos los tres ejes que conformarán el manifiesto electoral vayamos por el primero. Afirmaba en un anterior  post que: “El eje identitario debería regirse por lo que podríamos denominar el modelo de conjunción lingüística y nacional.

Cataluña necesita un pacto, un auténtico pacto, el que no ha sabido hacer el PSC. Un pacto de sostenibilidad de las dos lenguas que siempre han convivido, un pacto de relatos históricos y sobre todo un pacto de proyecto. Un pacto en el que Barcelona es la pieza clave, por su historia, por su dimensión y por sus capacidades. Un pacto constitucional.

En la dimensión lingüística el Tribunal Constitucional ha identificado con acierto el concepto: el modelo de conjunción lingüística. En una de mis últimas participaciones en el Comité Ejecutivo del Plan Estratégico Barcelona 2000, me opuse a la consideración de hacer del inglés la tercera lengua. No faltaron las críticas y, por los bajines, las burlas. Me opuse porque sin tener resuelta  de forma adecuada la conjunción catalán-castellano, la introducción formal en el discurso de la política lingüística de otra lengua de comunicación internacional como es el inglés, ocultaba la sibilina estrategia de ir creando las condiciones objetivas para acabar considerando al castellano como otra lengua extranjera más. Más o menos conocida, pero al cabo extranjera.

El modelo de conjunción lingüística debe sustituir al modelo de inmersión en el sistema educativo, al modelo de lengua propia en la administración, al modelo de lengua de acogida. Esta propuesta es clave si se quiere mantener el modelo del pacto constitucional.

Es de justicia y a ello habrá que agudizar el ingenio plantear también en lo nacional lo que la Constitución asumió: la existencia diferenciada de regiones y nacionalidades en el seno de una única nación. Bajo este principio el pacto de sostenibilidad que planteo debería incluir el reconocimiento nacional que corresponde al rango de nacionalidad que la Constitución posibilita atribuir a Cataluña. En su capital, Barcelona, es posible empezar a concretarlo.

El pacto que propongo y que podría denominar Pacto de Conjunción y Sostenibilidad Nacional podría resolver las aspiraciones del catalanismo político más extendido y del conjunto de la sociedad española en torno a una visión compartida: una sólida nación política, España, una lengua común oficial, garantía de igualdad de derechos e instrumento de comunicación internacional, y un reconocimiento de la pluralidad lingüística y nacional con garantía mutua de sostenibilidad.

UPyD puede ser una fuerza decisiva en la próxima legislatura en el Congreso de Diputados. Una UPyD con autoridad en Barcelona puede ser determinante en el nuevo equilibrio que se avecina; por ello la entrada de UPyD en el consistorio barcelonés podría ser el primer paso en la senda de un nuevo modelo de cohesión social en Barcelona, Cataluña y España. Vale la pena soñar con ello. Vale la pena la apuesta. Por eso se asume el riesgo.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Los tres ejes

En mi anterior entrada planteaba mi propuesta de manifiesto electoral para Barcelona sobre la base de tres ejes: el identitario, el ideológico y el territorial. Es conveniente explicar porqué. Hasta ahora el plano de la política catalana se ha dirimido en dos ejes sobre los que se situaba a la sociedad y a los partidos políticos que la pretendían representar. Los dos ejes eran el ideológico, izquierda y derecha, y el identitario, en términos de sentimiento de pertenencia nacional, catalán o, y, español. Creo que la realidad es siempre más compleja que los modelos que construimos para explicarla, y creo que en el caso de Cataluña no procede confundir la dimensión identitaria con la dimensión territorial. Me explicaré.

Los conflictos de intereses ligados a las necesidades de los ciudadanos que habitan un territorio frente a los ciudadanos que habitan otro territorio, colindante o no, pero sometidos a la ley de suma cero en el reparto de recursos disponibles para atender sus necesidades, no son iguales a los conflictos que se derivan de la existencia de diversas identidades que conviven en un mismo territorio.

Un ciudadano de Vic que por motivos laborales—temporales o definitivos, eso nunca se sabe—esté viviendo en Madrid, puede tener muy clara la afirmación de su catalanidad y se alinee por ello con un partido catalanista y sin embargo, en términos de  sus intereses logísticos vinculados al día a día, le interese apoyar inversiones territoriales vinculadas a su lugar de residencia: necesitará el metro, o un sistema sanitario bien dotado y cerca de su casa o un sistema educativo de buena calidad para sus hijos en su barrio. En los mismos términos lo hará un ciudadano de Lugo que esté trabajando en Sevilla, o un ciudadano de Carmona que trabaje en Barcelona.

Seguro que hay muchos ciudadanos a los que esto no les pasa--a algunos de Iznájar parece ser--pero suele ser habitual en estos tiempos en los que ya no se viaja en tartana. Quizás pasaba antes, a principios del siglo pasado, pero ahora ni siquiera los que se mueven entre continentes asumen el desarraigo como el impuesto que tienen que pagar por su movilidad. Los viajes low-cost e internet han conectado el mundo entero de forma definitiva e irreversible.

Este nuevo fenómeno social seguro que aún no está claro qué perfil va a adoptar con el tiempo pero apunta ya con solidez y a él nos tendremos que adaptar todos. Este fenómeno en el caso de Barcelona y por extensión Cataluña tendrá, como no podía ser menos, sus propios perfiles. Ya se sabe que aquí lo propio prima y con propiedad lo iremos analizando.

viernes, 11 de marzo de 2011

Manifiesto de los 2.300: XXX aniversario

Mañana Impulso Ciudadano organiza la celebración del XXX aniversario del Manifiesto de los 2.300. Quiero sumarme a este evento con un reconocimiento a la capacidad de anticipación que tuvieron. En aquellos tiempos yo militaba en el PSC, era el secretario de organización de Barcelona y no supe ver el alcance de lo que se estaba fraguando en la trastienda de los partidos catalanes.

Poco a poco entendí que el tema lingüístico en Cataluña sería un tema difícil de resolver porque requería que se encajaran muchas piezas y complicadas. Siendo de familia castellanoparlante mi primer contacto con el catalán lo tuve gracias a los vecinos del principal de la casa de mis padres. Compartí juegos infantiles con los nietos de un médico catalán, uno de cuyos hijos ha sido miembro de uno de los gobiernos de Jordi Pujol. No sé porqué siempre nos hablábamos en castellano pero desde siempre les oí hablar en catalán entre ellos. Eso marcó una primera percepción del tema: el catalán era una lengua familiar, el castellano la lengua de relación social. Evidentemente no era consciente de las claves políticas que actuaban detrás de este modelo.

En el colegio, en la universidad, en nuestro lugar de veraneo, ese era el modelo y parecía que no era problemático. En mi mundo el catalanismo no existía, existía el separatismo catalán que me sonaba a algo ya superado por la historia, pero la lengua catalana sí que existía y pronto ví que no era una lengua resignada a desaparecer. Me parecía lógico y por ello contó con mi apoyo pero nunca estuve pendiente de este tema en los debates de los organos de direción del PSC; me interesaban más las cuestiones ligadas al modelo económico de la sociedad que queríamos construir y, además, porque entre otras cosas este tema nunca se trató.

Recuerdo un Consejo Nacional en el que alguien hizo una referencia a este manifiesto con clara intención de ningunearlo. Ahí se encendió mi primera señal de alarma pero no reaccioné. Mea culpa. Un par de años después se estaba ya negociando la Ley de Normalización. Recuerdo que solicité una entrevista con el entonces corresponsable del tema Pepe Gonzalez que, junto a Marta Mata pilotaban el asunto. Se suponía que era la persona que velaría por los intereses de los castellanohablantes. Si algo saqué en claro de nuestra entrevista fue que no tenía la más mínima intención de darme las claves políticas y problemáticas de la cuestión. Se había entregado al adversario. Estábamos perdidos.

En un Consejo Nacional posterior osé preguntar a la ejecutiva del partido sobre cuáles habían sido las últimas diferencias entre nuestra propuesta y la del gobierno de CiU. Pretendía descubrir, ingénuo de mi, cuáles eran las intenciones reales de la dirección de mi partido, cómo había defendido nuestros derechos. La respuesta vino de la mano de Marta Mata: garantizar los derechos individuales de las personas. La astucia del lenguaje de doble lectura triunfaba una vez más.

El tiempo ha demostrado el verdadero alcance de esta respuesta: el objetivo fue que el catalanismo se garantizaba con la ley que los castellanohablantes sólo pudiéramos ejercer nuestros derechos de forma individual. Desde ese momento estábamos sólos, algunos seducidos y todos abandonados. Los 2.300 se merecen el reconocimiento.

viernes, 4 de marzo de 2011

Proyecto de Manifiesto Electoral (I)

He asumido el compromiso de presentarme como candidato a la alcaldía de Barcelona por UPyD porque creo que es el momento de devolverle a la sociedad y a los que están comprometidos en el proyecto que UPyD representa, lo que he recibido de todos ellos como ciudadano a lo largo de mi vida. En un momento de crisis como el actual no tendría sentido para mi dar un paso atrás abandonando el compromiso político o esperando una mejor oportunidad.

Hacerlo en el ámbito de la política municipal puede parecer extraño para aquellos que crean que en este ámbito, el más próximo al ciudadano, los problemas que se han de abordar están lejos de los que han configurado el ámbito de mi preocupación política a lo largo de mi vida política. Nada más lejos de la realidad.

En primer lugar porque desde la instauración de la democracia he desempeñado, en representación del PSC y de UGT, diversas funciones representativas--y por cierto, ninguna remunerada--en entes de carácter local como Barcelona Activa, agencia local de desarrollo económico de Barcelona y en el Plan Estratégico de Barcelona 2000, think-tank del pensamiento estratégico de la ciudad y su entorno que, con carácter trasversal, viene desempeñando una meritoria labor de síntesis para la gobernabilidad de la ciudad.

Hay otra razón para mí más importante que justifica la decisión tomada. Creo que puedo afirmar sin rubor que me siento orgulloso de mi militancia en el PSC durante estos treinta años y que por ello no reniego del espectacular avance que ha experimentado esta sociedad, la española, la catalana y la barcelonesa a lo largo de este período. Tengo derecho, por lo tanto, a sentirme partícipe de este hecho y a extraer de él un argumentos y activos para mi propuesta electoral.

La acción municipal del PSC en el que yo participé muy activamente fue construyendo desde la política local, un referente de modelo de cohesión social que, no sin contradicciones, permitía proyectar una Cataluña plenamente identificada en el proyecto común español. Es cierto que no sin contradicciones. El soberanismo, soterrado, estuvo siempre latente en el PSC esperando su oportunidad. Es a partir de la crisis que  Pascual Maragall, alcalde, tuvo con la Federación de Barcelona con Antonio Santiburcio a la cabeza, cuando los soberanistas dan un golpe de timón decisivo para la trayectoria del PSC en Barcelona y por lo tanto en Cataluña. De aquel golpe de timón salió la candidatura de Maragall a la Generalitat, el tripartito, el nuevo estatuto, la sustitución de Maragall por Montilla, la desorientación general por falta de liderazgo, la sentencia del Tribuna Constitucional, la manifestación soberanista con apoyo del PSC y el desastre final con la puntilla de la crisis económica. Obsérvese que contemplando globalmente esta secuencia de acontecimientos políticos, se entiende mucho mejor la irrupción en Cataluña de un independentismo y soberanismo que hasta hace poco era testimonial. Alguien les preparó el camino.

Resumiendo, dos circunstancias, a mi parecer, hacen que estas elecciones municipales de 2011 sean unas elecciones singulares. En primer lugar la crisis económica de carácter sistémico en la que estamos inmersos todos y que se superpone a los déficits estructurales de la economía española. En segundo lugar la crisis política y social que, desde que se abrió la puerta a los estatutos de segunda generación, se abate sobre el proyecto nacional que la Constitución instauró.

Por ello, ahora, no solo es legítimo sino que es urgente y prioritario concebir, proponer e impulsar un giro en el modelo de cohesión social que, desde el ámbito local, pueda servir de nuevo referente en Barcelona y en el conjunto de municipios de Cataluña que perciben con preocupación la actual situación, y recuperar con este giro la senda de progreso que Barcelona, y con ella Cataluña y el resto de España necesitan.

El desafío que me he planteado y que deseo compartir con todo mi partido es el de plasmar en medidas concretas los elementos que conforman un nuevo modelo de cohesión social con las líneas trazadas por el Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona para el período 2010-2020.

El modelo de cohesión social que el PSC desarrolla desde hace tiempo y pretende mantener está basado en reducir Cataluña al catalanismo usando par ello todos los instrumentos a su alcance. Es en el fondo el modelo que el PSUC planteó durante la clandestinidad porque de hecho es el reflejo de una cultura totalizante y una voluntad autoritaria. Ningún partido ha sido tan permeable a los dirigentes del PSUC como el PSC, Monserrat Tura es la guinda de este hecho.

El modelo de cohesión social a impulsar debe respetar la pluralidad y la libertad y articularse en torno a tres ejes: el eje identitario, el eje ideológico y el eje territorial. El eje identitario debería regirse por lo que podríamos denominar el modelo de conjunción lingüística y nacional. El eje ideológico por lo que sería un modelo contractual abierto en las relaciones de producción. El eje territorial por lo que sería un modelo que busque la eficiencia paretiana en la asignación de recursos limitados a necesidades ilimitadas entre ámbitos territoriales distintos que comparten economías de escala.

De todo ello hablaré en las próximas entradas reescribiéndolo, si fuera necesario, en función del debate que a partir de ahora surja.

De antemano gracias a todos los que entren en él.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Crónica desde el Ágora

Ayer Ágora Socialista nos dio la oportunidad de tener un debate enormemente interesante con uno de los pesos fuertes del socialismo catalán: Celestino Corbacho. El título de la conferencia-coloquio fue: Qué PSC queremos.

La intervención de Corbacho fue lo que al parecer es un discurso enlatado que están repitiendo los dirigentes del PSC allí por donde van. Inició su explicación haciendo balance de los logros del PSOE, más que del PSC, desde la recuperación de la democracia. Al PSC le atribuyó el mérito del cambio realizado desde la administración local y planteó la necesidad de seguir en esta línea de progreso insistiendo en el desarrollo y profundización del catalanismo de progreso.

Se escudó en que en Cataluña fue necesario plantear el gobierno tripartito, no por coincidencia con sus socios de gobierno, sino porque era la única vía para alcanzar el poder y se quedó tan fresco a pesar de que dijo que el haber sido ministro le quitaba frescura. Responsabilizó de la crisis a la globalización y al sistema financiero y consideró fatalmente inevitable que la ciudadanía quisiera poner cara a los responsables de la crisis y que en este empeño sólo era posible poner la de los gobiernos. Así pasa en todo el mundo.

Aparte de mostrarnos con claridad el camino por el que él piensa que hay que continuar: el del catalanismo de progreso, evitó asumir una especial responsabilidad que recae sobre sus hombros. Comparó la crisis con una pandemia global que cuando llega a España se encuentra con un paciente debilitado aquejado de una gripe provocada por un modelo productivo de bajo valor añadido basado en la economía del ladrillo. Tuve que recordarle que omitía un factor agravante: el provocado sobre el Estado por el raquitismo que había generado la segunda generación de estatutos que el PSC puso en marcha desde Cataluña.

El auditorio esperaba con interés que Corbacho presentara los primeros esbozos del proceso de regeneración política para el PSC a culminar en su próximo congreso, pero la decepción fue instalándose entre los asistentes a medido que Corbacho desgranaba su propuesta. Reivindicó sin convicción retomar la autonomía del proyecto socialista con objeto de volver a gobernar en Cataluña e impulsar el máximo desarrollo del estatuto de autonomía--pásmense ustedes--¡aprobado por el pueblo de Cataluña! Ni la más mínima concesión a la sentencia del Tribunal Constitucional. Con preocupación, con profunda preocupación, porque creo que en el fondo no se percató de lo que le habían hecho decir los folios que alguien le preparó, le tuve que recriminar su llamada a la vía insurreccional y su alineación con las tesis soberanistas.

Intentó justificar esta postura apelando a que de otra forma se darían alas al independentismo. Triste recuerdo nos provoca la estrategia del apaciguamiento precisamente de los nacionalismo que si de algo la historia deja constancia es de sus sed infinita e insaciable.

Me vino al pelo su afirmación sobre la necesidad de construir referentes desde la política local porque esa es precisamente la vía que inicio con mi candidatura para las próximas elecciones municipales. Barcelona puede ser un buen principio para una apasionante experiencia política.

Continuó planteando que mientras se construye una nueva alternativa al gobierno actual, habrá que hacer una oposición responsable—aquí aprovechó para criticar el reciente recorte en el sistema sanitario—llegando a afirmar, sin que se le moviera una sola pestaña, que no dejarían que este nuevo gobierno de la Generalitat se escudara en los discursos identitarios. No pude por menos que señalarle que en ese terreno su credibilidad, a la luz del trabajo llevado a cabo por el PSC, era totalmente nula.

El PSC se aboca a continuar como compañero de viaje del catalanismo político y las personas que podrían dar un golpe de timón como Celestino Corbacho carecen de la capacidad para dar el impulso  adecuado en la dirección necesaria. Él y los sectores que controlan el aparato seguirán administrando el nuevo obiolismo debidamente traducido por el hábil Miquel Iceta. Sin capacidad de impulso, como simple masa inercial las bases del PSC se limitarán a izar y arriar las velas de un barco cuyo timón está en manos de quienes ya han optado por la vía soberanista y que fraudulentamente, con nocturnidad y alevosía, cuando la calma chicha no permita utilizar la fuerza del velamen, sacarán de contrabando un silencioso motor para volver a sacar ventaja y situar a la sociedad catalana en los nuevos mares, esta vez claramente procelosos, de la independencia, es decir de la soledad.

Nos pedía el bueno de Justo Dominguez que nos ciñéramos en plantear qué PSC queremos. Mi propuesta fue sencilla: queremos un PSC que no quiera reducir Cataluña al catalanismo, porque Cataluña es más que el catalanismo, Cataluña es compleja y diversa tanto como lo es España en su conjunto. Es necesario, concluí yo, que quienes sentimos tan importante la preservación de la cohesión social en Cataluña como en España tomemos conciencia, nos motivemos, nos movilicemos y reforcemos los instrumentos que la hagan posible. En cada elección futura habrá una oportunidad. Ahí estará mi empeño. En mayo por ejemplo.

Presentación del proyecto

Mi candidatura, como cabeza de lista de UPyD por la ciudad de Barcelona en las próximas elecciones municipales, se explica por la profunda preocupación que siento por el creciente desapego que se está produciendo entre parte de la sociedad catalana y algunos sectores del resto de la sociedad española. Se entenderá lo de parte, algunos y el resto, porque no quiero contribuir lo más mínimo a que ese síntoma adquiera el carácter de categoría universal.

Soy consciente de que las tensiones sociales, políticas y económicas forman parte de la realidad en todas partes y en cualquier tiempo. Son inherentes a la condición humana y son, junto a otros, motores de la evolución y progreso de nuestra especie. Pero su dinámica, sus interrelaciones y la retroalimentación de sus efectos es propicia a que en algún punto, en algún momento se pueda producir la ruptura del sistema o, cuanto menos, su agrietamiento.

Muchos pueden pensar que esta temática no corresponde al ámbito de la política municipal; sin embargo, creo que es precisamente en este ámbito, el más próximo al ciudadano donde se tiene que actuar para que el sistema político identifique con realismo los puntos críticos, analice sus características y proponga las soluciones.

En el marco de una sociedad dinámica como la nuestra el concepto de cohesión social es un concepto elástico. Desde siempre, en el frontispicio del discurso del catalanismo político más responsable, se ha situado la preservación de la cohesión social en Cataluña. Pero también desde siempre los hechos consumados impuestos por el catalanismo político, se han mantenido mediante la amenaza de quebrar la cohesión social. La contradicción entre el discurso y la acción, hábilmente disimulada, no nos ha pasado desapercibida a quienes nos preocupa también la cohesión social española.

En este blog, bajo la etiqueta de “Proyecto” iré desgranando mi análisis y mis propuestas de acciones dirigidas a encontrar una nueva forma de vertebrar la cohesión social que, tomando como origen la ciudad de Barcelona, mi ciudad, representen una alternativa al actual proyecto totalizante, por normalizador, del catalanismo político. Si la gobernabilidad de Barcelona es posible con esta nueva fórmula, lo será la de Cataluña y lo tendrá que ser la de España.

sábado, 26 de febrero de 2011

Candidato de UPyD en Barcelona

Julio Villacorta ha sido confirmado como cabeza de lista de UPyD en las elecciones municipales de la ciudad de Barcelona.

Villacorta se plantea representar en el ayuntamiento a aquellos ciudadanos de Barcelona a los que el catalanismo político desea ignorar. Preocupado por el clima de ruptura social que el catalanismo ha desencadenado, Julio Villacorta tiene el proyecto de impulsar un nuevo modelo de vertebración de la cohesión social en Barcelona que pueda ser tomado como modelo de referencia en Cataluña y el resto de España.

El candidato de UPyD en Barcelona pretende dirigirse especialmente a los que, disgustados por la evolución del PSC, no encuentran en estos momentos una opción política alternativa. Julio Villacorta ha manifestado que las tensiones que se evidencian dentro del PSC tras los dos tripartitos han creado las condiciones para impulsar una alternativa que facilite una regeneración democrática en profundidad y abran los órganos de gobierno municipal a la pluralidad de la sociedad barcelonesa.

Biografía

Nací en Barcelona el 4 de diciembre de 1947.
Viudo y tengo una hija y un hijo.
Soy Ingeniero Industrial por la Escuela de Barcelona (ETSIIB).

Estoy especializado en la rama de Organización Industrial por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Barcelona (UPC), diplomado en Dirección de Recursos Humanos por ESADE y en Dirección del Cambio en las Organizaciones por la Escuela de Organización Industrial del Ministerio de Industria (EOI) y he superado los cursos del programa de doctorado en Sostenibilidad, Tecnología y Humanismo de la Cátedra UNESCO de la UPC;  me he especialzado en Análisis de Problemas, Reingeniería de Procesos, Dinámica de Sistemas y Métodos Cuantitativos de Gestión. 

Inicié en 1971 mis actividad profesional en el campo de la Planificación Universitaria paricipando en la elaboración de los Planes Directores de la UPB para el Banco Mundial y de la Universidad de León para la Caja de Ahorros de León. En 1975 me incorporé a Hidroeléctrica de Cataluña S.A. como jefe de Activación de suministros de la dirección del proyecto de la C.N.  Ascó. Desde 1984 participé como Director de Organización y Personal y como Asesor de Relaciones Laborales de la Presidencia del Consejo de Administración en el diseño, constitución y desarrollo de la empresa que integró la nacionalización de la red de transporte eléctrico en alta tensión (REESA) en la que además he ejercido como Jefe de Operación del Centro Regional Este y como adjunto a la Dirección Regional de Red Eléctrica de España para la zona de Cataluña y Aragón en Barcelona. Desde 2001 hasta la actualidad ejerzo como ingeniero en el ejercicio libre de la profesión habiendo actuado, como asesor, en diversos proyectos de reforma del sistema universitario integrados en el programa TEMPUS-TACIS de la Unión Europea de ayuda a las repúblicas de la ex Unión Soviética.

Afiliado a la Federación de Energía de la UGT de Cataluña (hoy integrada en la FIA), he  participado directamente en las Comisiones Negociadoras de los convenios colectivos de las empresas en las que he prestado mis servicios profesionales. Fui en 1980 responsable de la acción reivindicativa en la Unión Local de Barcelona y en 1990 miembro del Secretariado Nacional de la UGT de Cataluña.

Vinculado en la actualidad políticamente con UPyD he sido miembro del Comité Ejecutivo de C's iniciándome politicamente en el PSC (Congrés) al que me incorporé tras mi militancia clandestina en el SDEUB de la Escuela de Ingenieros de Barcelona dirigiendo la Comisión de Publicaciones de la Delegación de Alumnos (CPDA). Participé activamente en el proceso de creación del PSC(PSC-PSOE). He sido secretario de Organización y de Finanzas de la Federación de Barcelona, miembro de la Comisión de Energía y del Grupo Empresa y Socialismo de dicho partido. En el Congreso del PSC de 1987 fui el ponente, ante el Plenario del mismo, de la Ponencia Política. He sido miembro de la Comisión de Resoluciones del Consell Nacional.

He sido miembro del Consell Nacional del PSC, Vicepresidente de la Fundación Josep Comaposada, Consejero de Barcelona Activa S.A., Miembro del Comité Ejecutivo del Plan Estratégico Económico y Social: Barcelona 2000. He sido, asimismo, miembro del Comité Coordinador del Colectivo Crisol, vicepresidente de Convivencia Cívica Catalana y uno de los fundadores del Foro Babel. Colaboro, además, en distintas asociaciones ciudadanas y ONGs. En la actualidad soy miembro del Consejo Territorial de UPyD de Cataluña.